sábado, 20 de mayo de 2017

AL CALOR DE UN RICO CALDERO DE HACE CINCUENTA AÑOS

Un buen calderete de los que se catan en Santa Brígida de Olite tiene que tener carne de un excelente cordeo, como los que abastecen Galar, Clavería o Domínguez, si ir más lejos. También hacen falta las mejores patatas de, por ejemplo, el Prado, que se aderezan con cebollas y pimientos verdes del huerto Real.
            La mano del cocinero es harto importante a la hora de que el guiso hierva al ritmo y el punto de sal y otros secretos, como el tomillo del monte Encinar, aportan una gracia especial que sabe a gloria en estos campos bendecidos en la romería a la que ya peregrinaba Doña Blanca o su hijo el Príncipe de Viana.
            Con una habilidad olitense condimentaban en 1967 el caldero de la foto, de izquierda a derecha, Mª Luz Martínez Rodríguez, Agustina Vicente Sanz, Luis Mª Martínez Rodríguez, Ángeles Beruete, Mª Pilar Perea, Visitación Arteaga y Agustín Perea. Han pasado 50 años, pero desde el siglo XXI todavía sabe a rico aquel guiso cocinado al calor de la ermita.

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