lunes, 17 de noviembre de 2008

EL RESCOLDO DE LA BRASA, EL EUSKERA EN OLITE

Mientras perviva la brasa todavía cabe la esperanza de que algún día el viento reavive la llama. El euskera fue durante siglos una realidad lingüística en Olite/Erri Berri, tal y como mantiene el traductor y escritor euskadun Fernando Rey Escalera. “En el castellano de Olite permanecen vivas palabras que nos dicen que no hace tanto tiempo las gentes de estas tierras eran bilingües”, asegura Rey.
Fernando Rey es pamplonés pero se siente olitense por los cuatro costados. Su padre y su madre son de la ciudad del castillo e, incluso, alguno de sus hermanos nació en el barrio de San Pedro antes de que la familia se trasladara a Iruña.
Rey, que ha sido premiado varias veces por sus trabajos de traducción literaria, explica que precisamente sus progenitores le han trasmitido un rico vocabulario propio de Olite, “que demuestra que el euskera era habitual en esta tierra y no importado”.
El sustrato vasco de vocablos generalmente relacionadas con los trabajos del campo es rico y variado, si bien se mantiene más en unas familias que en otras. Rey ha recogido varias voces, que también son comunes en algunos pueblos de la Merindad:

Aguatxirri
Aloló
Altxirria
Anderete
Arañón
Arrebutxe
Baldarra
Birika
Gardama
Hamarrako, hamarreko
Hondalan
Hondarra
Irlandar
Kaparra
Kartola
Kazkarria
Klarion
Mandarra
Motilón
Muga
Ñarro
Ñiki-ñaka
Ordago
Patxaran
Piparros, piparras
Potxolo

Sokatira, sogatira
Tabarra
Tiki-taka
Tirria
Txandrio
Txaparro, txaparra (mata / pequeño)
Txarro, txarra
Txintxorrak, txantxigorri
Txipi-txapa
Txirla
Txirria
Txirrintxa (txirrinta)
Txistorra
Txitxi
Txotxolo
Txungur
Zaborra
Zakarro
Zakuto
Zamarra
Zarandilla, sarandilla
Zarrapo
Zarrias
Zikiña
Zirikiar


Además, el traductor destaca que la lengua vasca también ha contaminado expresiones en castellano que no son más que un calco semántico de imágenes en euskera, tal y como ocurre con las palabras que, por ejemplo, se usan en Olite para llamar “burro” al caballete de una mesa, ponerse “ciego” por gustarle algo en demasía, palabras como “mozo-viejo”, “moza-vieja”, “vena” por raíz o “viento negro” para designar el aire que sopla desde la ermita de Santa Brígida.

APELLIDOS Y MOTES

Otro capítulo destacado por Rey es la persistencia durante siglos de apellidos netamente euskaldunes que se mantienen hoy vigentes en la localidad, como Ochoa (lobo) o Gorria (rojo). Para atestiguar esta aseveración Fernando Rey acude al estudio que sobre Olite en el siglo XIII hizo en los años ochenta el filólogo tafallés Ricardo Ciérbide.
La investigación de los olitenses inscritos en un censo fiscal de 1244, una rareza por su detalle en la Europa medieval de su tiempo, revela que están redactados en romance en una época en la que se está configurando la función del apellido familiar.
“Aparecen onomásticos construidos de forma diferente: patronímicos, de procedencia, hipocorísticos…Es especialmente interesante la construcción de apellidos en base a apodos, en vascuence y en romance. Queda de manifiesto, sin ninguna duda, la realidad bilingüe de Olite, donde convivían los dos idiomas”, precisa Fernando Rey.
Entre los apellidos euskaros con nombres de oficio que se dan en la población figuran: Dota Arakina (carnicero), Martín Arotza (herrero), Per Orrazkina (el que hace peines para el ganado), J. Periz Zamargina (que hace frontales para bueyes) o Donnoria Zarrekina (el que hace costales).
Otros están relacionados con los colores: Aparicio Beltza (negro), Arzeiz Uelça (negro), Domingo Gorria (rojo),Pedro Ordiña (urdina: gris, cano), Domingo Zuria (blanco), Domenga Buruzuri (canoso) y Sancho Zuriko (pálido). También aparecen asociados vínculos familiares: Per Anaia (hermano), Aytayona (aita jauna o aitona, señor padre o abuelo) o Garcia Nagusia (el mayor), así como apellidos de condición social: Salbador Zaldunno (caballero).
La población de origen de algunos inscritos en el censo también tiene reflejo en euskera, como, por ejemplo, en los casos de García Iputza (el guipuzcoano), Pero Olletarro (el de Olleta), Salbador Zareko (el de Sada) y Garesko (el de Puente la Reina).
Las cualidades físicas del individuo también conforman el apellido medieval en euskera: Domingo Andia (el grande),Petra Andino, Domingo Arralla (arrala, sabañón), Domingo Borro (carnero de un año), Salvador Ederra (bello, hermoso), Enneco Ezkerra, Ezkerro (zurdo, cacho), Paule Motzezkerra, Gastea (gaztea, joven), Cibrián Inguro (alrededor), Domingo Irasta (iratxe, ira: helecho), Domenga Larru (piel), Sancha Makua (encorvado), Domingo Meea (delgado), Domingo Motza (corto), Garcia Motzo (corto, huraño, triste, feo), Martín Muscarro (muskerra: lagarto), Johan Otxoa (otsoa: lobo), Domingo Otxoko, Otxanda, Sancho Sendoa (fuerte, robusto), Muller Behia (vaca), Pascual Bizagorria (barbaroja), Domenga Bizandia (barba larga) o García Bizarra (barba).
Y, finalmente, el traductor destaca los apellidos olitenses que en el siglo XIII tenían relación con cualidades morales o éticas: Semen Algera
(algara, el risas, el carcajadas), Lopiz Azari (zorro), María Errea (la huraña, la quemada), Bartolomeo Landerra (pobre, miserable), Enneco Lello (lelo: estribillo), María Lotsa (vergüenza), Pero Martín Musko (aguijón), García Putza (orgulloso), Lope Rege (rey) o García Zuhurra, Zuhurro (agarrado, avaro).

UN PREGONERO EUSKALDUN

Rey intervino el pasado 24 de octubre en una charla organizada por la concejalía de Cultura y Euskarabidea donde recordó cómo de niño su padre le enseñó los letreros que anunciaban Olite-Erri Berri a la entrada del pueblo, algunos de ellos ya retirados y no repuestos. También destacó el importante documento que hace cuatro años descubrió el historiador Ángel Jiménez Biurrun en el que, en 1574, un mulero pregonó un bando en vascuence en mitad de la Plaza de Olite, anécdota que precisamente abría la exposición que sobre los euskalkis navarros fue inaugurada en la Casa de Cultura tras la conferencia.

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